El cine español ¿Odiado o alabado?
El cine español se encuentra en pleno apogeo y cada año ofrece cortometrajes, largometrajes de mayor calidad, lo que se refleja, en algunas ocasiones, en nominaciones, premios y récords de taquilla.
Aún así, muchos se atreven a sentenciar el cine español, despreciando un trabajo que requiere horas, meses e incluso años de trabajo, ya que, como espectador, uno no es consciente de la cantidad de ilusión, esfuerzo y dinero que hay detrás de cada proyecto.
Por ello, las frases que generalizan la opinión concreta sobre un proyecto haciéndola extensible al resto frenan la labor de la industria cinematográfica española y, por ende, menosprecian la cultura, creando falsos prejuicios que, en la mayoría de los casos, nos impiden dar una oportunidad a los nuevos talentos de nuestro país o a experimentados directores, guionistas y actores, anteponiendo cualquier película internacional a las nacionales.
Muchos españoles cuando piensan en la primera película que se les pasa por la mente lo hacen en Torrente y ahí radica parte del problema; ésta no es una película modélica ni una representación de nuestro cine, sino un largometraje que surgió, de manera espontánea, por parte de un director afamado que gozaba del cariño de la población, lo que le incentivó a crear originales y desvergonzados guiones con el único propósito de hacerle reír.
Los otros, La vida secreta de las palabras, Celda 211, Tesis, El laberinto del fauno, También la lluvia, El método, Mar adentro, Siete mesas de billar francés, La caja 507, Te doy mis ojos, El bola, Las 13 rosas, Mi vida sin mi, La comunidad, Planet 51, Todo sobre mi madre, Secretos del corazón, El lobo, Balada triste de trompeta, Noviembre, Princesas, Azul oscuro casi negro, Los girasoles ciegos, Planta 4ª, Pájaros de papel, El secreto de tus ojos, La torre de Suso, Báilame el agua, Los crímenes de Oxford y un larguísimo etcétera son ejemplos de películas de las que debemos sentirnos orgullosos.
Por ello, debemos apoyar unánimemente el cine para ensalzarlo al lugar que se merece, especialmente a aquellas películas de gran calidad y bajo presupuesto que aún así logran emocionarnos o provocar alguna reacción en nuestro interior, pues en las historias se esconde la magia del cine.
